Entrando en los 20 años, y aún estudiando publicidad, fui Mamá de Tomás, mi hijo mayo que hoy tiene 23 años. 10 años después nació Borja. Son hijos del mismo padre, pero son sin lugar a dudas “hijos únicos”. La crianza con desfase de 13 años tiene pros y contras, en mi caso muchos más pros, ya que era muy joven con el primero y había mucho que hacer. Cuando llegó Borja la vida tenía ya un rumbo claro. Aún así, siento que nací para ser madre, también digo lo mismo de su Padre, Ricardo, que siempre tomó la Parternidad como un apostolado, con amor y responsabilidad.

Ser madre de dos hombres ha sido un desafío permanente. Criar hombres es pensar siempre en otras mujeres, sí, eso mismo. Nuestros hijos – en el caso que sean heterosexuales- estarán destinados a relacionarse con otras mujeres en el plano amoroso, y la verdad es que “machismo” se escribe con “M” de Mamá, por lo que siempre hemos cuidado que no lo sean, que vivan el amor a la diversidad, el respeto y el cariño por los otros, y en el sentido hacia las mujeres que sean particularmente empáticos, que hagan un esfuerzo por comprender el complejo mundo femenino.

Este punto no es menor. Pienso que a los hijos se les cría para la sociedad, como un todo, desde lo macro, hasta lo amoroso y relacional. He ahí donde radica la gran complejidad. Hay gente que orienta la crianza a que sus hijos sean “líderes”, y nada que decir, para nosotros nuestros hijos tienen que ser seres democráticos, justos, cariñosos y bondadosos, de esos seres que aún creen en que lo bueno supera a lo malo, pero con los pies en la tierra, las antenas paradas, los sentidos despiertos, el corazón abierto, el alma prístina y la conciencia perfumadita de honestidad para que en las noches nada les interrumpa el sueño.

Es tremendamente ambicioso, lo se, pero hasta acá lo hemos hecho así.

Para mi Ser Madre es una permanente oportunidad de ser mejor persona. Siempre cada día, desde lo cotidiano a lo mágico, pasando hasta por la dimensión épica del amor.

Una madre – no, excluye al Padre por cierto-, enseña de la muerte a sus hijos, así tal cual. Les cuenta de la muerte en todas sus manifestaciones y metáforas, y los lleva de la mano a disfrutar de la vida, porque la vida dura dos días y el primero ya pasó. Esto no significa tirar la casa por la ventana, significa que el goce tiene que ver con la responsabilidad, y la responsabilidad es con uno primero y luego con los otros. Ser responsable es quererse, amarse y hacer de cada día algo memorable, la memoria es un regalo y un legado para los otros.

Que sus recuerdos sean memorables, que se los puedan contar a sus nietos y sus nietos a sus nietos…..viajar, mirar, ver, conversar…por cierto discutir y disentir, tener posturas incluso antagónicas, esto es siempre un buen indicador que lo estamos haciendo bien, y muy bien.

Nosotros no pretendemos que nuestros hijos piensen como nosotros, queremos que nos nutran con sus miradas. En mi casa mi hijo mayor y yo somos de bandos políticos opuestos, pero complementarios en la visión de una mejor sociedad, y eso lo agradezco cada día. Somos ateos, pero Borja un tiempo hablaba mucho de Dios y siempre se respetó su postura, esto hasta que descubrió de algún modo el budismo, leyó y le gustó, no quiere decir que sea Budista, pero comprendió que no hay una sola forma de relacionarse con lo absoluto, y eso es mágico.

Una vez una amiga me dijo “qué suerte que te salieron los cabros así, tan buenos!..” Solo pensé que era una visión muy equivocada. La crianza no es una lotería, es un trabajo diario, 24/7, con mil embarradas, con mucho ensayo y error, con gritos, pataletas y peleas, con retos, castigos y muchos, muchos abrazos y besos, con miles de “te amo”, “te quiero”, con todo, y si como resultado nuestros hijos son considerados buenas personas…..bueno, la hicimos.

Los hijos son nuestra huella en este mundo, nuestro legado para la eternidad, viviremos EN ellos tanto como se pueda, es una responsabilidad que nace del amor, no desde el deber.

Ser madre de estos hombres es LUZ permanente. Es faro del alma a un mundo que mejora cada día dentro de mí. Es oportunidad templada, desafío irreverente, salto al vacío y descanso en una hamaca. Es todo al mismo tiempo.

Gracias a mis hijos por amar a esta loca que les tocó de Madre, y a su Padre que es maravilloso y un ser iluminado en la paz y la bondad.

Leonor Alonso
Publicista
Dueña de FlashmobAIE
Directora de Espectáculos

Leonor Alonso

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