¿Quién tiene la razón si no existe ni un manual de crianza? La clave: comunicación
Tener hijos y criarlos entre dos personas, no es tan fácil como parece. Cada uno de nosotros viene con la crianza de su propia familia y por ende, se cruzan en el camino muchas formas, ideas y tradiciones que hay que elegir.
En mi caso, estamos de acuerdo en casi todo. Si tuviéramos que ponernos una definición, yo sería la relajada (menos con el tema del orden) y él, el que pone las reglas en el 70% de las situaciones que pasan en una casa con niños (menos en el orden).
En los temas donde podría decir que a veces tenemos nuestras diferencias, son cuatro:
- La hora de irse a dormir
- La comida
- Los premios
- Los amigos.
Con respecto a la hora de dormir… para él es una rutina muy importante acostarlos a la misma hora todos los días. Pero claro, a veces, y solo a veces, desordeno la rutina para poder quedarme con ellas en “la cama de los papás” y ver una película o algo. Que se queden dormidas conmigo me recuerda a todas las veces que me quedé dormida en la cama de mis papás.
Ahora hablemos de la comida. Tenemos suerte de que ambos somos de los que no damos bebidas a las niñas, ni comida chatarra, el 99% de las veces. O al menos hasta que tengan más años. Tienen horarios para comer y porciones para disfrutar, pero a veces, cuando ando cansada y lo único que quiero es estar en posición horizontal por unos minutos, me convierto en esa mamá relajada que deja que coman algo a deshora. Entiendo lo importante que es no hacerlo porque se desordena la rutina, pero también pienso que una vez de repente no influye tanto. Y cuando lo hago me siento mal porque entiendo el trabajo que hay detrás del tema de la comida y con los altos índices de obesidad, he tratado de apegarme a los costumbres de él más que a las mías.
El tercer ítem es el de los premios: ¿cuándo premiamos a nuestros hijos? A veces me gusta llegar a la casa con ropa de regalo para mis hijas, o un juguete, solo porque sí. Dentro de las costumbres de Pierre, los premios serían dos veces al año. Yo opino igual que él pero al final si fuera por los hombres, nuestros hijos se vestirían todos los días con lo mismo. Por eso en este tema me relajo un poco y cuando veo que necesitan ropa, lo hago pasar como un premio por portarse bien.
Y el último tema sería el de los amigos porque nos ha costado ponernos de acuerdo cuándo pueden invitar amigas o amigos a la casa, y cuáles son los horarios. Invitar a amigos de nuestros hijos a la casa es hacerse cargo de ellos por unas horas y hay que estar presente y preocupados, obvio. Y muchas veces no tenemos ganas, menos si uno de los dos no está presente (de a dos se pasa mejor, ¿no?). Así que de a poco nos hemos ido organizando para que nuestra hijas puedan invitar sin problemas y disfrutar un buen rato con sus amigos.
Al final del día, lo más importante es asumir que tenemos diferencias, y que conversando logramos solucionarlas. Creo que una familia se arma con las opiniones de ambos padres, por eso, transmitirse el uno al otro lo que piensan para llegar a acuerdos y a un equilibro es sano para todos.