El cine NO es un restaurant

Hay personas que pueden ir al cine todos los días y todos los fines de semana. Los descuentos son suculentos y las películas muchas. Yo era de esas. Amaba ir al cine en las mañanas, mis ratos libres y los fines de semana. Luego fui mamá y ya está, el cine se convierte en una salida ojalá mensual. Una cita que hay que preparar mucho, ya sea contigo misma, con el pololo, con el marido, con una amiga. Y digo que hay que preparar mucho porque si bien sí se puede salir, hay que coordinar que alguien cuide a tu hijo (por suerte siempre alguien me ayuda) y tener la buena suerte de que nada pase hasta que logres salir por la puerta (como que se enferme tu hijo o que te enfermes tú).

Pero bueno, logré ir al cine. No iba hace tiempo y Pierre lo único que quería era ir a ver Godzilla. En su estreno. En un cine repleto. Pero el amor es más fuerte así que ya, bueno, lo acompañé. Al llegar al Cine Hoyts de La Reina esperamos como 25 minutos en el auto para que pudiésemos entrar al estacionamiento. Pero no me importó, estaba en una linda date con mi marido.

Nos estacionamos y entramos al cine que estaba repleto. Habían 5 de esas máquinas donde puedes comprar tus entradas con redcompra. Obvio, ni una de las 5 funcionaba. Y mientras tratábamos de hacerlo en cada una, la fila para comprar entradas seguía creciendo, hasta llegar afuera del recinto. Pero no importaba, seguía con la sonrisa fija.

Al final comimos en el Tip y Tap, compramos las entradas por Internet (ahora se puede llegar a la sala y mostrar las entradas desde el celular), compramos una promoción de popcorn para 2 y entramos a ver Godzilla.

Y hasta ahí llegó mi sonrisa. Obviando que la película es la más mala que he visto en toda mi vida, pasaron cosas que no deberían pasar en un cine:

Niños en función de la noche:

La función era a las 22 horas y había un niño de como 5 años adentro. ¿Cómo no le iba a dar sueño y ponerse mañoso? Gritó tanto que la mamá tuvo que sacarlo de la sala, pero eso fue después de que por 20 minutos todos terminamos gritándole: «shhhhhhh». Y por otro lado, es Godzilla. Era un monstruo que peleaba con otros dos monstruos con mil efectos especiales. Si a mi me dio un poco de susto no entiendo que lleven niños tan chicos. Es cosa de abrir el trailer y ver que dice +7.

¡Come popcorn cuando en la película haya ruido!

Ok, casi todos comemos popcorn y nadie puede decir que las tonteritas no hacen ruido al sacarlas de la caja y al mascarlas. De todas maneras, es un ruido algo tolerable. Yo soy de las que saco popcorn de la caja cuando la película no está en silencio. Así no molesto. Debería ser una ley adentro del cine. Yo pago por ir a ver la película, no para escuchar cómo mascan popcorn. Pero lo más insólito que me ha tocado en el cine, fue a un grupo de personas que metieron las popcorn en bolsas de plástico del supermercado. Tal cual. Atrás mío, una familia entera comiendo popcorn de una bolsa de plástico. Ruido nivel 1.000 viendo Godzilla. Pesadilla.

El cine no es restaurant. Punto.

El cine es para ir a ver películas. Comer popcorn, papas fritas o todo lo que vendan afuera, está permitido pero cuando ves que la pareja que está al lado tuyo saca una bolsa, la abre y se pone a comer pollo a las brasas y papas fritas (realmente fritas!!!), es inaceptable. Disfrutar una película con olor a fritanga no van de la mano.

Deberían haber salas para gente que puede entrar con comida y otras que no. Obviamente no a todo el mundo le debe molestar tanto como a mi, pero finalmente, para mi, las pocas veces que puedo ir al cine es para ir a disfrutar, no pasarme la película escuchando el «shh» que le hacen a un niño y rogando que alguien no saque una empanada de pino.

¿Les ha pasado algo parecido? ¿Alguien por ahí me entiende?

*Créditos de la foto: Flicker´s user Charamelody via Creative Commons
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