Viviendo en Francia: comienza el viaje

Todo lo que pensé que pasaría… ¡y más!

El momento llegó rápidamente, como sabíamos que pasaría. Estuvimos 8 meses planeando este viaje familiar a Francia, cambiándonos de continente y todo lo conocido, para armar una nueva vida en la cuna materna de Pierre, que ya extraña su país y quería comenzar a cerrar las cosas que dejó inconclusas el día que nos conocimos en Chile y decidió quedarse.

De ese momento habían pasado ya 5 años. ¡5! Es una locura pensar en cómo vuela el tiempo. Y resulta que hoy estoy escribiendo esta nota, desde nuestra nueva casa en Francia, sentados en una mesa de nuestra casa arrendada en el sur, en un pueblo llamado Malaucene.

Las últimas semanas en Chile estuvieron marcadas por la agenda. Todos los días había algo que preparar, pero nunca contemplé que los últimos días serían una locura. Todos los servicios que tenía que dar de baja, tenían algún problema para hacerlo. Trámites, trámites y más trámites que hicieron que los últimos días tuvieran un alto nivel de tensión. ¡Pregúntenle a cualquiera! Era travelzilla.

La despedida fue horrible para mí. Me acosté muchas noches pensando en ese momento y cuando llegó fue como un apretón en el corazón para el que uno nunca está preparada. Así que entre besos y abrazos, dejé en el aeropuerto a toda mí familia que había ido a acompañarnos. Lloré tranquila, (no hay cómo controlar las lágrimas una vez que empiezan a caer, ¿les pasa? hasta varias horas después de haber partido el vuelo, con la más linda del mundo al lado tomándome la mano: Emma. Que con sus 7 años sabe más que yo de muchas cosas.

Llegamos a París y estuvimos una semana en un hotel cercano a mis suegros, con quienes compartimos todo el día, todos los días. Nos tocó la nevazón más grande de los últimos años en Francia así que fue el momento ideal para poder salir juntos a tomarnos fotos… ¡y qué fotos! (Se las dejo más abajo).

Días después, armamos el auto cargados hasta el techo, y partimos los 4 a Malaucene, parando una noche en el camino para no llegar de noche a la casa fría, ¡porque el frío ha sido una locura! Dormimos expectantes de lo que sería llegar a la casa, así que nos levantamos temprano, tomamos desayuno en Valence y seguimos la aventura. Una hora y un poco más (obvio que las carreteras rurales preciosas llenas de curva hacen que Emma se maree y nos tuvimos que ir 30 km/h), estábamos llegando al pueblo, sin entender mucho de las calles ni nada, pero misteriosamente llegando en segundos a la que sería nuestra casa. ¡Qué emoción!

¡Abrí la puerta con tantas emociones juntas! Felicidad, impresión, nostalgia, y un gran: llegué y aquí estaré los próximos 6 meses.

Desde ahí todo ha fluido y Emma ya va al colegio, tenemos actividades con Juliette y otros papás, estamos cruzando los dedos para que nos den un cupo en el jardín y así poder dedicarnos a trabajar desde la casa en la mañana, empezaré mis clases de Francés con una profesora en el pueblo que ama a Chile, y estamos viviendo un cuento medieval. Literalmente.

Malaucene es maravilloso e impactante, es caminar con la historia. De a poco lo estamos conociendo, y enamorando de estar acá viviendo esta experiencia juntos. Aunque no les miento que a veces colapso cuando mis hijas se ponen intensas. Pero c´est la vie… ¿no?

Les comparto algunas fotos de esta primera semana de viaje

 

 

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