Nuestro cuerpo cambia con la maternidad. Somos como somos, madres con un corazón gigante y con cuerpos maravillosos.
Puedo decir que mis embarazos han sido muy malos. Muy, pero muy malos. Con ambos vomité todos los días durante 8 meses y 2 semanas, además de todo el parto – ambas veces -. Según mi doctor, era la primera vez que le pasaba algo así.
Pero bueno, la naturaleza es sabia y me dio una cosa por otra: como me sentía mal subí sólo 8 kilos durante el embarazo, porque no podía comer mucho, y a pesar de que me salieron algunas estrías, no fueron casi nada. Igual me cuidé harto para evitarlas, con mucho aceite en las mañanas, tardes y noches. Lo que sí me pasó y que quedó para siempre, fueron las manchas en mi cara. Por suerte soy pecosa y el melasma ni se nota, y la verdad es que aunque se notara, no me lo sacaría porque son muestras de que algo me pasó. Algo tan lindo como un embarazo. Y es real. Tan real como la maternidad.
Mi guata hoy es más se suelta (por no decir… una jaleilla), me cambiaron las pechugas (antes te trotaba en toples, hoy me muero!), las manchas en mi cara, entre otras cosas, y todo al final me lleva a recordar que es parte de mi vida con mis hijas.
Y a raíz de todo esto que les cuento, tan íntimo, ¿no?, es que quería mostrarles el trabajo de Jade Beall, una fotógrafa que decidió hacer un libro lleno de fotos de mujeres embarazadas y de mujeres que ya pasaron por el proceso. Quedan en evidencia los cambios, pero no por eso, menos belleza! El libro se llama A Beautiful Body: Book Project by Jade Beall, quien celebra el cuerpo real de las mamás.