El miedo a morir cuando eres mamá

¿Es normal sentir esto?

Hoy desperté con angustia. Me parece que soñé que me moría porque desperté con un nudo en la garganta pensando en mi muerte y en qué haría con mis hijas. Mejor dicho, qué harían ellas sin mi. Con ese mismo nudo en la garganta, me puse a pensar en que era necesario enseñarles de a poco, que tal como nacemos, nos morimos. Si lo pensamos bien, nos enseñan de todo en esta vida, menos en lo tenemos como más seguro: la muerte. Y entenderlo es un proceso que hay que preparar.

Todas las personas queridas que han muerto, siguen más que presentes en mi vida. Cuando cierro los ojos, cuando sueño, cuando veo fotos que me llevan a mil recuerdos que hoy me hacen ser como soy y recordarlas como lo hago.

Eso es lo mejor de la muerte… ¡es literalmente eterna! Seguimos vivos en el rincón de alguna persona. Créanme loca, pero desde que vi Big Fish que me quedé pensando que si en mi funeral había harta gente y lograba hasta organizar ese momento pero hacerlo más que una muerte, una fiesta, un cierre, significaba que mi vida había sido exitosa y que las personas que se quedaban pensando en mi, sentirían menos dolor.

Tengo que aprender a soltar y a vivir, pero también a comprender y enseñar que morir es parte de todos nosotros. Si logro transmitirle eso a mis hijas, y de la manera correcta, espero que cuando yo no esté, se acuerden de mi y den por sentado que las estoy cuidando con todo el amor que les tengo, desde algún rincón de quién sabe dónde (tengo que concentrarme en conectarme con eso también).

El amor es energía, y la energía no se pierde ni destruye, solo se transforma.

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