¿Es normal sentir esto?
Hoy desperté con angustia. Me parece que soñé que me moría porque desperté con un nudo en la garganta pensando en mi muerte y en qué haría con mis hijas. Mejor dicho, qué harían ellas sin mi. Con ese mismo nudo en la garganta, me puse a pensar en que era necesario enseñarles de a poco, que tal como nacemos, nos morimos. Si lo pensamos bien, nos enseñan de todo en esta vida, menos en lo tenemos como más seguro: la muerte. Y entenderlo es un proceso que hay que preparar.
Todas las personas queridas que han muerto, siguen más que presentes en mi vida. Cuando cierro los ojos, cuando sueño, cuando veo fotos que me llevan a mil recuerdos que hoy me hacen ser como soy y recordarlas como lo hago.
Eso es lo mejor de la muerte… ¡es literalmente eterna! Seguimos vivos en el rincón de alguna persona. Créanme loca, pero desde que vi Big Fish que me quedé pensando que si en mi funeral había harta gente y lograba hasta organizar ese momento pero hacerlo más que una muerte, una fiesta, un cierre, significaba que mi vida había sido exitosa y que las personas que se quedaban pensando en mi, sentirían menos dolor.
Tengo que aprender a soltar y a vivir, pero también a comprender y enseñar que morir es parte de todos nosotros. Si logro transmitirle eso a mis hijas, y de la manera correcta, espero que cuando yo no esté, se acuerden de mi y den por sentado que las estoy cuidando con todo el amor que les tengo, desde algún rincón de quién sabe dónde (tengo que concentrarme en conectarme con eso también).
El amor es energía, y la energía no se pierde ni destruye, solo se transforma.
2 comentarios
Hola Javiera :
Pese a la distancia que separa a Chile de Francia, me emocionó muy de cerca tu mensaje sobre la angustia de muerte. Es una «buena» angustia, porque corresponde a una toma de conciencia de la realidad del ser humano. No hay que enterrarla ni evitarla. Al contrario, hay que enfrentarla. «El temor a la muerte es el comienzo de la sabiduría», decía Heidegger. «Filosofar es aprender a morir», aseguraba Montaigne. Pierre-Raphaël, con quien converso de estas cosas desde sus siete años («Sept ans, l’âge de la liberté!», ¡siete años es la edad de la libertad!, me anunció el día de su séptimo aniversario, aquí en Morigny) conoce algunos de los caminos que permiten elaborar esa angustia y, según tú lo intuyes muy bien, sabe lo que se puede hacer para transformarla de energía negativa en energía positiva, en fuerza y sabiduría de vivir. Emita tiene mucha suerte de tener padres como ustedes, porque le enseñarán desde el comienzo por donde va la verdadera vida.
Tu lector en las cercanías de París.
Roberto
Ay Javi te entiendo tanto!!!! Hace unos dias la Julieta (segundo basico) llegó del colegio con un libro que se llama «La abuelita de arriba y la abuelita de abajo», donde cuenta la historia de un niñito que tiene a su abuelita y su bisabuela que esta en el segundo piso (la abuela de arriba), y este niñito se pasaba las tardes de visita con su abuela de arriba y luego con su abuela de abajo….y la bisabuela de 94 años muere….cosa que hasta a mi me dio pena en el cuento, pero te lo cuentan de una forma simple para que los niños entiendan un poco el tema de la muerte y el como ellos nos cuidan desde arriba….para que lo busques es bien lindo el cuento 😉
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