Las razones de por qué los Franceses ya no quieren a Macron

Más allá des las opiniones políticas de cada uno, un hecho que nadie puede refutar, es que el Presidente de la Republica de Francia ha caído en desgracia para la mayoría de los ciudadanos franceses. Cada una de sus decisiones lo han llevado a perder el apoyo popular.

Contexto de su elección:

Es una parte un poco técnica pero necesaria para entender el desamor actual.

En mayo 2017, Francia elegía a Emanuel Macron como presidente francés. Una elección atípica, ya que se enfrentaba en la segunda vuelta, a Marine LePen, presidente del Front National (FN) partido de extrema derecha. Esta circunstancia es fundamental para entender los 66.10% de sufragio a favor de Macron. A primera vista y sin análisis, podríamos pensar que su elección ha sido aplastante y con un gran respaldo popular para su política, pero si entramos en los números, la realidad es distinta.

Primer dato: de los 55 millones de votantes, solo votaron 35 millones. Si sumamos a los que votaron blanco o nulo, esta cifra baja a 30 millones. Es decir que menos de las mitad de los ciudadanos han participado a esta elección. Traducido en porcentaje, han votado a favor de Macron 43,6% des los inscritos, lo que son menos de 20 millones de personas.

Segundo dato: De esos 43,6% que votaron Macron, casi 50% han votado para “parar” a Marine LePen (gran llamamiento mediático para que todos fueran a votar y no dejaran que pasara la extrema derecha).

Tercer dato: De los que votaron por él, solo el 8% votó por su programa. Por lo que en realidad, apenas 2 millones de personas votaron a favor de la política que esta aplicando hoy.

Emmanuel Macron sabe que no tiene el respaldo popular para hacer su política, sin embargo se defiende con el resultado de las elecciones legislativas (que ocurrieron 3 semanas después) y que le dieron una mayoría amplia. Para el observador externo, pereciera un argumento implacable, pero todos los que estudiaron la Ve Republique, saben que esto responde solamente a un fenómeno llamado “el hecho presidencial”.

Promesas de candidato VS reformas iniciadas:

Durante la campaña electoral, Macron quiso situarse como un política de derecha (léanse liberal) y de izquierda (léanse social). Sus habilidades de comunicador convencieron muchos de los electores de que sería un presidente justo. Sin embargo, los últimos sondajes ilustran como la mayoría de los franceses lo consideran ahora como el “presidente de los ricos”. La gran mayoría del electorado de izquierda no confía más en él y los más satisfecho de su política son los de derecha.

Política fiscal desigual:

Este cambio ocurrido en apenas un año se entiende por las leyes muy a favor de los más ricos del país. Por ejemplo, una de las primeras medidas fiscales que tomó, fue suprimir el impuesto sobre la fortuna, lo que significó un regalo de 5 mil millones de euros a las 3.000 familias más ricas de Francia.

Por otro lado, y casi simultáneamente, decidió bajar de 5€ para cada beneficiario, las ayudas al arriendo y viviendas. Una medida que concierne los más pobres y vulnerable del país, para quienes 5€ pueden representar varios días de comida. La economía realizada con esta medida es de 140 millones.

Poco después, serán los jubilados quien verán sus pensiones disminuir ya que el gobierno decidió subir el impuesto de solidaridad. Algunos de nuestros ancianos perderán mas de 800€ al año.

Todas estas decisiones le hicieron ganarse el sobre nombre de “RobinHood de los ricos”.

Política social:

Quienes esperaban que el presidente solucionara los problemas de salud, emigración y ecología (para citar algunos), han quedado decepciónadissimos.

De la salud y de la necesidad de reclutar enfermeros, construir hospitales para poder tratar a todos los pacientes, se dice que no hay dinero y que se tendrá que hacer una investigación para contemplar las necesidades reales.

De la emigración, se aprobó una de las leyes más represivas, en las que se contempla la posibilidad de retener menores de edad más de 90 días en centros de detención.

Para el ecosistema, el gobierno francés tuvo que hacer marcha atrás sobre el uso de pesticidas cancerígenos, cuyo retiro era una promesa de campaña. También aprobaron fabricar un nuevo carburante para vehículos que contiene 30% de aceite de palma, lo que significa una importación de más 500.000 toneladas anuales.

Un presidente absoluto

Quizás lo más criticable de la presidencia de Macron, es su verticalidad. La constitución francesa otorga un poder absoluto al presidente electo (si tienen una moyaría en el parlamento). Sin embargo, Macron convenció a muchos de apoyarlo, prometiendo ser un presidente que escucharía, que tomaría decisiones en función de su base. Actualmente, hasta los diputados de su propio campo denuncian una parodia de democracia.

El parlamento se ha vuelto la cámara de inscripción de los deseos del presidente, donde la mayoría vota sin apenas pensar, leyes que están incluso en contra de sus propias convicciones. El bloque mayoritario todavía aguanta, pero apenas un año después de su elección, ya empieza a mostrar grietas importantes.

En cuanto a la ciudadanía, esta ya no confía en el presidente. La brutal represión de los estudiantes, la ausencia total de diálogo en las reformas del transporte y la desigualdad de las reformas fiscales le han hecho perder el poco respaldo popular que gozaba.

En el ultimo sondaje (5 de junio), 57% de los franceses están en desacuerdo con la política del presidente.

Y para concluir todo esto, algo no menor es que tiene todo el apoyo de la media, el cuarto poder. Nosotros asistimos a la «fiesta de Macron» en París, el pasado mes de mayo. Vimos a las miles y miles de personas que marcharon para gritar que pararan las leyes que Macron está haciendo en el país, que atentan contra el pueblo francés. Luego, en todos los noticieros, se mostraba el lugar que tenía menos personas de la marcha, y hablaban de que había sido un fracaso.

Quedaremos atentos a lo que pasará en las próximas elecciones europeas.

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