¿Qué se le puede desear a los hijos?
Si alguna vez alguien me preguntase, qué es lo que espero que vivan mis hijas, mi cabeza se llena de recuerdos de cosas lindas que me pasaron a mí. Y quiero que les pase todo eso y más.
En esos recuerdos de cosas lindas, pienso en mis padres, que han sido el pilar fundamental de esos pequeños éxitos en mi vida, sumado a las ganas que he tenido siempre de llegar más lejos y no conformarme, buscar siempre un nuevo espacio para sentirme viva, de pensar en que hay otro que se ve afectado por mis decisiones y de sentir que uno es amor y vive por el amor. A veces me da rabia, me frustro con la vida pero al final del día, siempre vuelvo a esos pilares que me hacen sentir feliz.
Por eso lo que me gustaría para mis hijas es:
Que tengan una idea – aunque sea un concepto – sobre lo que quieren en su vida. Y que sepan que eso puede cambiar en 180 grados, en un segundo, durante toda su vida. Así estarán algo más preparadas para lo que de verdad es vivir y aprenderán a disfrutar de los momentos lindos. O que se dediquen a descubrirlo y sean felices en ese camino.
Que sus amigos sean de esos amigos del alma que no te dejan sola jamás y son como unos hermanos más. Y yo tengo que ayudar a que esas relaciones amistosas se vayan desarrollando a lo largo de sus vidas.
Que hagan lo que hagan, siempre puedan sentirse libres, sin nada que las ate. Eso representado en el amor, en el trabajo, en lo que estudien, en su salud, gustos, y en lo que decidan emprender en sus vidas. Ese momento en que se sienten atadas, que sepan enfrentarlo y buscar una segunda opción.
Y lo principal para mí, su mamá, es poder acompañarlas en todo esto. Espero de todo corazón que la vida me regale esa satisfacción de verlas crecer y desarrollarse y por sobre todo, de que estén siempre llenas de sonrisas y de carcajadas bien fuertes para que yo las pueda escuchar donde quiera que esté.