No hay nada mejor para captar la atención de un niño que explicarle algo que nos sucedió. Tengo en mente miles de momentos de mi infancia que trato de compartir con Emma cada vez que puedo. Las “primeras veces” son un apartado bastante abundante: la primera vez que me subí a una bicicleta, la primera vez que me picó una avispa, la primera vez que vi la nieve, etc…

Compartir experiencias y recuerdos nos hace recaer y revivir estos momentos (como cuando escuchamos una canción de antaño o cuando de repente olemos algo que nos transporta al pasado) y nuestra infancia resurge. Sinceramente, creo que padezco del síndrome de Peter Pan porque además de mi BabyFace, me encanta el mundo de los niños. Obvio que tengo mas afinidades con los piratas que las princesas y con los dinosaurios que las muñecas, pero soy de los que piensa que los juegos, los juguetes, la literatura infantil así como el cine, tienen que ser algo asexuado. Por ello, además de la porción diaria de princesa Sofía trato de hacer que Emmita se abra a un universo mas cercano al mío.

Cuando empezamos a tener Netflix en la casa, dejamos, en un principio, que Emma mirara el Ipad libremente, siempre y cuando no se excediera en tiempo. ¿Y qué creen que pasaba? Quería pasar más tiempo adentrándose en este mundo donde tenía todo lo que quería ver en el mismo lugar.

Obviamente, yo Peter Pan, me convertí en Capitán Garfio y le saque el Ipad para siempre. En compensación, la dejaría mirar una película al día, de mi elección. Y ha sido un gana-gana, porque además de pasar tiempo con ella, pude compartir toda mi colección de películas para niños.

En Netflix hay bastantes, pero nunca pensé encontrar “Pie Pequeño”. Si hay alguna película que me marcó tanto (incluso más) que el Rey León (sí, yo también lloré cuando muere Mufasa) es ésta.

Producida en 1988, por capos como Steven Spielberg y George Lucas, cuenta la historia de un pequeño brontosaurio que se encuentra separado de su familia, después de que muriera su madre tras una pelea con un Tiranosaurio. Es una historia conmovedora, muy bien narrada, con dibujos y técnicas de antaño pero que se disfrutan todavía más, ahora que la todas la animaciones están realizadas con computador.

Así que ya saben, si quieren algo entretenido para el fin de semana, si tienen algún viaje pensado y tiempo para “matar” o si solo quieren hacer una sesión de cine con palomitas, juntos a sus hijos, ahí tienen el “Petit Chef d’oeuvre”: Pie pequeño en busca del valle encantado.

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