Para empezar, hago esto como una forma de desahogarme. Soy una adolescente de 17 años que se dio cuenta que estaba embarazada a los 7 meses de gestación, y la forma en cómo me di cuenta o cómo se llegaron a dar cuenta fue mi salvación.
Les contaré cómo fue esa larga tarde. Ese día yo tenia hora con mi pediatra porque tenía problemas con mi colon. En el momento de revisarme yo estaba acostada en la camilla y el doctor comenzó a tocar mi estomago. Fue ahí cuando me miró y dijo – “¿Cuándo fue tu último período? Yo respondí que había sido la semana pasada. Me volvió a mirar y me dijo: eso es imposible.
El doctor le dijo a mi mamá que yo necesitaba una ecografía con urgencia. Me hicieron salir de la sala y yo no entendía nada de lo que estaba pasando. Tiempo después salió mi mamá, quien me pidió que le explicara todo en ese preciso minuto. Ahí fue cuando le tuve que contar todas esas cosas que uno no quieres compartir con tu mama.
Después de hablar y estar las dos perdidas, fuimos a una farmacia y compramos el test de embarazo. Al llegar a mi casa me lo hice y de inmediato salió positivo. Yo me quería morir. No entendía nada. ¿Cómo era posible que todos los meses me hubiese llegado mi regla regularmente y yo no presentara ningún síntoma? Sólo pude llorar. ¿Qué sería de mí a esa edad con un recién nacido? ¿Qué haría yo? ¿Dónde quedaría yo y mi vida adolescente?
Tuve la suerte de que mi familia, mis padres, mis hermanas y mis tíos me apoyaran e hicieron de todo esto, un proceso un poco más dulce. Mis días desde ese momento se llenaron de alegrías y de angustias. Al hacerme la ecografía descubrí que llevaba en mí una hermosa niñita. No mentiré la felicidad que sentí en ese momento. Duró 5 segundos y luego sólo quería desaparecer de la faz de la tierra.
Con el tiempo fui sintiendo sus pataditas y movimientos, escuchando ese latido que me llenaba por completo, y fui asumiendo que mi vida cambiaría. Ya no sería yo, sino que sería ELLA.. Pasó el tiempo y Maite nació el 10 de agosto del 2014. En ese momento cuando el doctor la puso sobre mi, me di cuenta que sería mamá y que tenia que madurar y dejar de ser la inmadura que fui toda mi vida.
¿Y ahora? Ahora soy realmente feliz con la vida que llevo dedicándome 100% a mi hija. Ver y acompañar cada segundo de su vida y cómo ella progresa. Su sonrisa me llena de tal manera que me hace sentir muy especial. Formé una familia antes de tiempo, mis planes de la vida desaparecieron, mis amistades desaparecieron, sólo la tengo a ella y a su maravilloso padre. Saldré adelante, terminaré mi enseñanza media, le daré lo mejor de mi a esta criatura.
A todas las madres adolescentes les digo desde mi experiencia personal, que sí se puede…. ¡Y el querer es poder!
Foto de portada ThoughCatalog
Francisca.